Carla Cascales Alimbau “Si creas de corazón, es inevitable que reflejes quien eres.”

Carla Cascales Alimbau es la artista seleccionada por “Impars” para crear los trofeos del WeCare Festival. Su propuesta consiste en tres esferas de vidrio irregular que, a su vez, integran tres pequeñas esferas de madera. El vidrio, representa la energía que todas las personas desprendemos, mientras que la madera se asocia con el carácter más denso y matérico del propio cuerpo. Si alguien podía plasmar la fragilidad del fin de la vida que representan los premios WeCare, esa es Carla Cascales Alimbau.
Carla Cascales Alimbau (1989) identifies with the stereotype of an artist who is always looking to push the envelope. As a result, a few years ago, she decided to leave her job as an illustrator and graphic designer at a large multinational and start creating simple, almost minimalistic sculptures, in which she refuses to conceal her love for the materials. “I was used to working in two dimensions, and discovering volume was like discovering a new form of expression”, she admits. In recent years, this young artist from Barcelona has taken part in individual and collective exhibitions in galleries such as Castellana 22 Gallery, Mirat & Co Gallery, Galería Miquel Alzueta, Espacio 88 and MCAM Gallery. And has worked with brands such as Nike, Oysho and Louis Vuitton.
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Proyecto Impars

Coordinadora: Núria Garí

Entrevista

Texto: Ariadna Peinado
Fotos: Albert Gordillo

¿Cómo descubriste tu talento para crear esculturas?

Durante mucho tiempo me he dedicado al diseño y la ilustración, donde el espacio a trabajar siempre era en dos dimensiones. Al probar el volumen fue como descubrir una nueva forma de expresión, en la que me sentía libre, donde los materiales tenían un papel importante, me encantó esta sensación y decidí seguir probando de forma intuitiva.

¿Cuándo hiciste del arte tu profesión?

De pequeña me encantaba pintar: ¡me fascinaba hacerlo en las clases de plástica del colegio! Aunque, si te soy sincera, nunca pensé que podría vivir del arte, por lo que fui aprendiendo profesiones cercanas como ilustración, diseño, etc. Pero, en realidad, siempre he querido ir más allá y, en enero del 2016, dejé mi trabajo de diseñadora en una multinacional y aposté por lo que creo de verdad. Estoy muy feliz de haber dado este gran paso.

¿Qué elementos de la naturaleza crees que definirían tu personalidad?

Yo soy un signo de agua. Me relaja mucho mirar especialmente el mar, que es símbolo de vida, de adaptabilidad. Para mi simboliza el fluir.

¿Es, tu arte, la forma cómo ves el mundo? ¿Qué pretendes transmitir con tus obras?

Si creas tus obras de corazón, es inevitable que reflejen quien eres. Por ello, me parece que es importante poner una parte de ti en cada una de ellas. Con mi obra busco trasmitir valores que creo que muchas veces no se tienen en cuenta; además, para mí, también es una forma de aprenderlos y tenerlos presentes: encontrar belleza allá donde miremos, la importancia de aquello imperfecto e irregular, el valor del paso del tiempo como algo positivo, la importancia de mostrarnos como somos sin importarnos enseñar nuestras heridas…

¿Quiénes son tus referentes? ¿Te identificas con algún artista o movimiento?

Al haberme dedicado por mucho tiempo al diseño, tengo referentes muy diversos. Me encanta el movimiento de la Bauhaus y sus nuevas perspectivas de sencillez, materiales nobles y líneas geométricas (Max Bill, por ejemplo). Me fascina también la arquitectura del Movimiento Moderno, con figuras como Le Corbusier, Alvar Aalto, Mies van der Rohe o posteriormente y con raíces japonesas Tadao Ando. Como artistas referentes tengo muchos que me emocionan, de corrientes diversas, desde el minimalismo al expresionismo abstracto como: Barbara Hepworth, Jean Arp, Constantin Brancusi, Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Helen Frankenthaler, Ellsworth Kelly, Henri Matisse, etc.

¿Compartes tus obras con alguien antes de entregarlas?

Sí, me encanta enseñarlas a amigos y familiares. Siempre suelo colgar partes de making of y procesos en redes sociales, creo que es importante ver cómo las personas reaccionan a tu trabajo.

¿Dónde vas o qué haces cuando necesitas inspirarte?

Busco la naturaleza. Salir de la ciudad siempre es inspirador, también viajar a otras ciudades, pero si necesito paz mental me gusta alejarme un poco.

¿Como por ejemplo?

Una de las experiencias más buenas que he vivido fue estar en la Varda Artist Residency, en San Francisco. ¡Fue como un sueño! Lo mejor fue poder compartirlo con mi hermana Marta, y poder empezar nuestro proyecto de música y escultura juntas, que a partir de ese momento continuaremos en otras ciudades. Este verano, de hecho, realizaremos de nuevo una residencia juntas en Florencia.

¿Cómo surgió el proyecto de tu última exhibición, Étimo, en Castellana Gallery?

La galería Castellana 22 buscaba un artista emergente dedicado a la escultura que no estuviera representado por una galería. Así es como mi nombre apareció en una lista. A las personas que llevan la galería les encantó mi trabajo y me invitaron a ver el espacio. Cuando vi que la galería estaba en medio de un jardín, un edificio minimalista de inspiración japonesa, con todas las paredes de cristal por donde se filtraba la luz del sol y las sombras de las plantas, supe que era el lugar ideal para mi primera exposición en solitario y fue una experiencia increíble mostrar allí mi trabajo.

¿Cómo te inspiraste para crear el trofeo de WeCare?

En realidad nuestro cuerpo, comparado con el tamaño de la tierra o del universo, es muy pequeñito. Pero somos mucho más que un cuerpo, somos la “energía” que desprendemos, la actitud que tenemos ante la vida.

Ante el tiempo que se nos ha dado…

Sí, efectivamente; que lo relevante no es el tiempo que estemos aquí sino la “energía” con la que llenamos nuestro entorno. Es ésta la que será capaz de inspirar a otros, de ayudar a los demás o sencillamente de hacer sentir bien a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Cuando nuestro cuerpo deja de habitar esta tierra, cosa que es parte del ciclo natural y que es inevitable, esa “energía” puede seguir presente y puede seguir inspirando a otras personas para mantenerla presente. Y es esto lo que me ha inspirado representar en la escultura: somos mucho más que el estado de la vida en que nos encontremos o de la edad que tengamos.

Y, ¿por qué de vidrio?

Me inspiré en las características del diente de león, símbolo del proyecto, e intenté reflejar así su delicadeza, fragilidad y ligereza por medio de una pieza de vidrio moldeada a mano.

¿Qué crees que va a aportar tu trofeo al proyecto?

Me parece que el hecho de que, a la hora de pensar en el trofeo, se haya apostado por un profesional joven y emergente, como es mi caso, dice mucho de los promotores de este proyecto. Demuestran que realmente cuidan cada detalle, que dan importancia al diseño y al arte. La verdad es que estoy muy feliz por haber sido elegida y haber podido dedicar mi pasión a crear un trofeo que es más bien una pieza escultórica.

¿Qué pensaste cuando te dieron el encargo?

Me lo tomé como un proyecto artístico, más que algo de diseño. Era como pensar en una escultura con un concepto detrás. Además ha sido genial trabajar con el equipo, en todo momento me han dado libertad de creación y hemos conectado muy bien.

¿Te llamó la atención el objeto de estudio de la cátedra WeCare?

Me fascina que se toque un tema tan profundo e importante como el final de la vida y que se dé un espacio de reconocimiento a las personas vinculadas a esta etapa, donde el trabajo que realizan es muy relevante y no muchas veces se reconoce abiertamente.

¿Habías pensado alguna vez en trabajar este tema?

Me resulta inevitable preguntarme sobre la vida y sobre nuestra razón de ser aquí. Para mí es un tema muy interesante y creo que he conectado con el proyecto. Nunca me había planteado trabajar en ello concretamente pero ha sido una experiencia muy enriquecedora.

¿Cómo te definirías, en cinco palabras?

Apasionada, constante, minimalista, sensible, curiosa.